31/10/15

A Nightmare On Elm Street (Wes Craven 1984)

¿Cuantos Freddy Krueger se necesitan…?

Por Jorge Le Brun



Hay más de un muerto en este 2015 al que se debe lamentar, por temática y falta de tiempo, solo pude escribir sobre el gran Wes Craven; uno de los iconos del cine de terror americano. Licenciado en psicología y con un master en filosofía; empezó su carrera cinematográfica como editor de sonido para una empresa newyorkina; años después incluso produjo pornografía y fue escalando hasta alcanzar el éxito mundial con A Nightmare on Elm Street, la cual escribió en los 80s y estuvo a punto de no nacer porque nadie consideraba que un asesino serial que atacaba a través de los sueños fuera a llamar la atención. La inspiración para crear al personaje le vino a Craven de dos vivencias: primero cuando una noche, el infante Wes mirando por su ventana, se da cuenta que es observado por un hombre extraño que no le apartaba su mirada y tenía un sombrero. El segundo, es de un día que apareció en los periódicos la noticia de la muerte de un niño como lo era él, mientras dormía y que llevaba semanas alertando a sus padres de que las pesadillas que sufría eran “reales”. Lo aterrador es que estamos hablando de vivencias que cualquiera de nosotros pudiera haber tenido y con menor o mayor impacto emocional.

Todo comienza cuando Tina (Amanda Wyss) tiene una pesadilla en la que es perseguida por nuestro simpático villano, y solo hasta que esté la tiene en sus garras logra despertar. La cosa se pone extraña cuando se entera que no es la única adolescente que tuvo esta pesadilla. En una fiesta a la que sus amigos le sugieren ir para distraerse, Tina decide descansar, y cuando todos sus compañeros la vuelven a ver, aparece muerta y con el novio escapando. La amiga de Tina, Nancy es la que tuvo el mismo sueño, y ahora la entidad onírica la persigue a ella incesantemente. Se trata de un pederasta y asesino serial que fue quemado vivo por los padres de varias de sus víctimas y que con el poder de los demonios de los sueños se a convertido en un monstruo sediento de venganza, su nombre es Freddy Krueger.

Johhny Depp hace su primer papel en esta película y muere de una forma bestial, él mismo, personaje secundario de esta película terminaría siendo uno de los actores con más fama internacional; cosa que sus compañeros de reparto no corrieron con excepción de Robert Englund que se convertiría en una leyenda del género al interpretar a Freddy Krueger en sus innumerables secuelas.


La mano del abuso

“El hombre del saco” es una leyenda contada a los niños para ponerles normas, está basada en algunos hechos reales, como el sucedido en España cuando Francisco Ortega en 1910, enfermo de tuberculosis y buscando una cura, acudió a una brujo o más bien un criminal de nombre Francisco Leona, que a cambio del buen señor dinero, le reveló "la cura": beber la sangre que emanara del cuerpo de un niño, extraerle la grasa al cuerpo y untarla al pecho del enfermo. El criminal se ofreció y trajo en un saco a la víctima. El hombre del saco, el coco o bogeyman son la representación del miedo a desconocidos que nuestros padres pretendieron mantener así; muchas veces basados en peligros reales a los que nuestra vulnerabilidad no está capacitada a enfrentar.  Fredy es el hijo de esos seres, vive en los sueños y se alimenta de los puntos flacos; las películas de terror que tienen a los jóvenes o niños como victimas nos sumergen a la piel esa etapa en la que éramos más impresionables y más indefensos, tal vez ese fue el verdadero éxito del payaso extraterrestre de Stephen King. Los sueños también juegan un papel ¿Cómo defendernos en un mundo en el que ni si quiera estamos conscientes? Eso sin dejar a un lado las infinitas posibilidades y peligros que hay en nuestra cabeza para salvarnos o destruirnos.
























Freddy Krueger es la búsqueda de la eternidad de todos nosotros; la inmortalidad no podría conseguirse de forma literaria, pero podemos dejar hijos, grandes logros, acciones memorables o abominables. La maldad de Freddy y su deseo de eternidad lo llevo a los sueños de los habitantes de Elm Street, literal y metafóricamente. Freddy es fascinante y aterrador a la vez, es el día de hoy un embajador sociocultural del estilo de vida americano, lo preocupante radica en que un asesino serial de la ficción, que tiene preferencia por los menores sea ese emblema gringo. Para los sociólogos es precisamente Freddy Krueger una representación de los peligros de la niñez si se alejan demasiado de la matriz, ósea sus madres o padres, o de todo lo malo que podría y ha pasado ya. Robert Englund que era un joven de ambiente gótico, conocía el trabajo de Craven y estaba entusiasmado con aquel personaje, según sus palabras, había algo de La Bella y la Bestia de Cocteau en la relación de la protagonista y el antagonista. La muerte de Freddy se da cuando es negada su existencia, cuando esa eternidad que todos ambicionamos no es posible; solo podemos estar muertos si no existimos en la mente de otros.


























La música de la película es trabajo de Charles Bernstein, el más famoso que logró y de los más escalofriantes en su época. Hablando de eso, esta película quizá no sea aterradora para muchas de las actuales generaciones, pero volvemos a la figura del coco, el nuestro hace años que pasó y aun la figura de este sórdido asesino onírico permanece en nuestro colectivo; tal vez halle la forma de volvernos a asustar con alguna forma nueva, bueno, lo dudo pero Freddy esta para quedarse. 





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