El principio y final del American Zoetrope que no fue
Por Jorge Le Brun
La figura de George Lucas en
la actualidad es vista con claroscuros, principalmente porque se le recuerda
más por lo que se le culpa que por sus aciertos; podemos reconocerle que nunca
se sometió al puño de la industria pero a cambio se convirtió - dirán - en parte del “establishment hollywoodense”;
que si sus precuelas de Star Wars fueron flojas e inferiores, que las
constantes reediciones de la trilogía original y sobre todo (y no los culpo),
la creación de ese desperdicio de oxigeno llamado Jar Jar Binks; la cosa llegó
a tal grado que muchos aplauden la compra de Lucasfilm Limited por parte del
ratón cabrón de Disney; lo cierto es que todos esos prejuicios deben dejarse a
un lado ante el trabajo que nos atañe. THX 1138 es una obra de una época
recóndita en la filmografía de Lucas, fue su opera prima.
Para algunos una película
futurista, otros dirán que es una película del futuro (quizá haya razón en la segunda
pues actualmente tiene un status de culto), lo cierto es que el tema no se
encontraba en el porvenir, si no en las preocupaciones de la sociedad de
consumo a principios de los 70’s, influenciada claramente en trabajos
literarios como los de George Orwell y Aldus Huxley (1984 y Un Mundo Feliz);
el guionista y diseñador de sonido Walter Murch afirmó que también había una “contemplación”
en la película influenciada en el cine oriental; el universo de la película no
se describe con los diálogos.
Droides de protocolo de Star Wars son fabricados en THX |
Los sucesos del filme
ocurren en una ciudad de ambiguas condiciones (hasta el final, claro está); se
desconoce si es la tierra, en algún futuro alterno o algún lugar “hace mucho
tiempo en una galaxia muy, muy lejana” cosa muy probable porque hay varios elementos
sutilmente colocados que pertenecerían al mismo universo de Star Wars. Se trata
de una sociedad productora y de consumo, vigilada todo el tiempo y con una
figura religiosa como símbolo (ideas de Orwell), y en la que constantemente
están consumiendo drogas para hacer sus sinapsis más maleables y obligarlos a
cumplir las tareas que se les han asignado (ideas de Huxley), donde el único
propósito es la producción y el consumo; todo sentimiento, toda emoción es
simplemente intolerable para el sistema.
Arriba una imagen de la factoría esclavizante de Metropolis (1927), Abajo la de THX 1138 (1971) |
Se trata de un universo
deshumanizado, todos son solo objetos de una misma maquinaria, todos con
“copete de hueso”, hombres y mujeres rasurados y vestidos con el mismo blanco y
construyendo máquinas, quizá también vemos algo de la obra de Fritz Lang (Metrópolis 1927) aquí; los hombres
trabajando para las máquinas y no las máquinas para el hombre; incluso puede
verse como las fuerzas del orden de la ciudad no son otra cosa si no autómatas
mecánicos los cuales son fabricados precisamente en la industria esclavizadora
de esta ciudad en donde todo parecía permanecer en animación suspendida.
Otra influencia: El dibujante Ralph McQuarrie diseñó a los droides de protocolo del universo de Star Wars y THX basándose en la Maschinenmensch de Metropolis
"Usted es un verdadero
creyente, bendiciones del estado, las bendiciones de las masas, trabaja duro,
aumentar la producción, evitar accidentes y se feliz." es lo que repite
una grabación en una especie de confesionario al que todos los ciudadanos
tienen que hacer fila para ver y explayarse frente a la insignia religioso
(utilizan un cuadro con una imagen de Jesucristo), mientras estos son vigilados
y grabados por el régimen; manipulados. La voz de la grabación es suave, y muy
fría en concordancia con todo lo que sucede, todo es frío desde la concepción
de los colores y los personajes, aunque probablemente lo que mejor representa
todo esto es la cárcel a la que van los “criminales” de esta urbe; esa visión
de una prisión blanca sin paredes; una zona quizá solo en la memoria, volumen o
espacio, un lugar que pareciera infinito o mejor dicho, infinitamente vacío,
aún con sus prisioneros; lugar donde se almacenan los “activos dañados”. El
universo de este filme es muy abstracto y es el gran personaje de la historia
con permiso de lo que digan los actores de carne y hueso pues hay muchas
escenas de vacío significado.
Como señalaba antes, los
sentimientos están prohibidos en esta ciudad, incluso cualquier tipo de pasión
es un crimen y es aquí donde el conflicto de la historia se revela cuando uno
de los ciudadanos, un tipo nombrado THX 1138 (Robert Duvall) comienza a sentir algo muy extraño que solo puede burlar por medio de las drogas; no está en
condiciones de realizar su trabajo de forma correcta; algo lo enferma y lo deja
intensamente apesadumbrado. Su compañera de cuarto asignada, LUH 3417 (Maggie
McOmie), se preocupa y le retira los medicamentos; es aquí cuando se descubre
que lo que sentía THX era una intensa pasión por LUH…la cual era correspondida.
No había lugar donde pudieran esconder su “trasgresión”, fueron puestos a
juicio y la situación era más agobiante al quedar LUH embarazada en el único y
“desafortunado” encuentro carnal (bueno uno es mejor que nada aún con su falta
de intimidad) y no lo digo solo por la constante vigilancia a la que ellos son
sometidos, ni porque alguien que haya visto la película quisiera proyectar
alguna filia voyerista, lo digo por ese blanco que está en la mayor parte del
metraje, dejando todo al descubierto, donde no hay sombras para esconderse, no
al menos hasta el final de la historia, en donde se revela la naturaleza de
esta ciudad.
Es solo gracias a este
encuentro carnal donde todo cambia, donde dejamos de ver en los planos el
blanco sobre el mismo blanco de los uniformes de los ciudadanos de ese mundo
donde el “yo” intenta apartarse de lo real. Se puede ver en esa escena por
medio de planos cortos el blanco sobre la carne, los cuerpos explorándose,
haciendo algo para lo que el sistema no los concibió y de lo que solo el
instinto les da herramientas para realizar.
Quizá estamos ante el
trabajo más personal de su director, no lo sé, está obra co-escrita por Lucas
y Murch - que no gozó del apoyo en la
distribución que sus creadores hubieran querido en su momento – tiene un diseño
alucinante, donde se aprovechan muy bien recursos limitados: decorados blancos,
cabezas rapadas (se usó como extras a los pacientes de un centro de rehabilitación
de drogadictos) y elementos retro como los tubos nixie, mangueras cualquiera,
aparatos de plomería; todo funciona a la perfección para crear un mundo
plausible, donde quizá los diálogos no eran muy memorables que digamos, al
menos a mí no me viene algo a la memoria salvo la grabación ya mencionada.
¿Pero que tienen en la cabeza? Con poco dinero se puede hacer mucho |
A finales de los sesenta,
Lucas era un joven recién graduado de la USC (University of Southern California
School of Cinematic Arts), muy conocido por haber ganado el Primer Premio en el
Festival Nacional de Cine Estudiantil con Electronic
Labyrinth: THX 1138 4EB, cortometraje de quince minutos muy alabado por la
crítica, que influyó en la carrera de su posterior colega Steven Spielberg en
ese entonces también estudiante. Gracias a esta obra logró una beca con los
estudios Warner, en donde conoció a su homólogo de la UCLA (University of
California, Los Angeles) Francis Ford Coppola quien tenía una visión, American
Zoetrope; la idea de Coppola es que un grupo de amigos en estrecha colaboración
formasen un estudio alternativo a Hollywood, o al menos a la forma que tenía de
contar sus ideas. Consiguió congregar a una generación de cineastas de los
70´s, influenciados por el cine de Godard o Trueffaut decían ellos, la idea era
hacer un estudio accesible para todos y todas las corrientes, lugar donde
directores jóvenes como Martin Scorsese hicieron escuela y donde años después
Akira Kurosawa y el mismo Jean-Luc Godard dirigieron algunos de sus trabajos.
Uno de los primeros hipsters fue sin duda George Lucas |
El primer largometraje oficial
de la productora (aunque técnicamente lo fuera The Rain People de Francis Ford Coppola en 1969) fue el primer
largometraje de George Lucas (hecho a partir de su trabajo universitario), fue el
primer protagónico de Robert Duvall; todo producido bajo el cobijo de American
Zoetrope; el sueño en ese entonces de Coppola y de Lucas por montar un estudio
alternativo a la rancia y anquilosada industria de Hollywood de finales de los
60’s que en eso terminó…solo un sueño. La Warner Brothers no quiso en aquel
entonces distribuir el trabajo, la productora tuvo que convertirse en el gran
estudio que es ahora, Lucas se separó, y aquí tenemos una obra que con el
tiempo ha llamado la atención de algunos pocos, hecha en la década que
curiosamente elevo el género de la ciencia ficción – gracias a partir de obras
posteriores - a donde no se había imaginado que podía llegar.
esta bonito el blog. saludos
ResponderBorrarMuchas gracias, esperamos más visitas, comentarios o sugerencias.
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