Karloff apasionado
Por Jorge Le Brun
¿Qué diablos es el cine serie
B? prometo que dedicaré próximamente un artículo a la temática, pero
no veo ningún problema en introducir el tópico. La gran depresión empezada en
1929 en Estados Unidos; esto exigió a los estudios a replantearse sus estrategias de producción y distribución; tuvieron que hacer
una clasificación A para las películas “superiores” y una B para las “inferiores”; este sistema logró una revolución que llegó a los teatros; influyó en lo que
sería la televisión entre otras cosas, pero como dije, eso es tema de otro día ¿Qué
películas eran “inferiores”? Muy simple, se hacían películas con poco presupuesto
para garantizar la recuperación, y no se invertía en publicidad, solo eran el
premio extra de una doble función con una película A. Estas películas no son
necesariamente lo que conocemos hoy en día como B; el hecho de pertenecer a esta serie no era intrínsecamente
relacionado con una película de explotación, o una hilarante y desinhibidas. En
aquellos años, cuando existía la serie B había muchas películas de alta calidad
técnica ignoradas por la crítica por su clasificación. Entre las que podemos
destacar están todas las obras producidas por el rey de la serie, Val Lawton de la RKO. Entre
sus éxitos, siempre serán clásicos Cat
People (1942) y I Walked with a
Zombie (1943) dirigidas por Jacques Tourneur, entre algunas otras; aquí era el
productor el principal artífice.
Un buen día Val Lawton
produjo un trabajo adaptado del cuento corto de Robert Louis Stevenson, The body snatcher (traducida como “los
ladrones de cadáveres”), que dirigió Robert Wise, director más conocido por West side story (1961). Debo admitirlo, la
primera vez que vi esta película me pareció simplemente impresionante, no sé
si por la idea preconcebida de lo que era la serie B o por su completa calidad,
pero fue algo nuevo para mí en algunos aspectos y eso que estamos hablando de
un clásico de su género; posteriormente vería otras de este seriado que están en el mismo nivel, principalmente
de las producidas por Val Lawton, quien en la películas que nos atañe fue el guionista bajo un seudónimo. Gracias a este filme, en
su momento me sumergí en el tema.
El cuento de Stevenson es muy recomendable, sin embargo por sí solo no sería suficiente para
un largometraje; se construyó una trama más complicada que explicaré a
continuación: Donald Fettes (Russell Wade) era un estudiante de medicina en
Edimburgo en 1831, un destacado alumno y preferido del “puedo todas” Dr. Wolfe
MacFarlane (Henry Daniell), un estirado burgués, pretencioso y sin escrúpulos, con un pasado oscuro. El quejoso de Fettes acude a su docente y le habla de sus
problemas económicos; el médico sin vacilar le ofrece un trabajo y vivienda en su
mansión; Fettes tenía que recibir en las madrugadas los cargamentos de cuerpos para
su disección y posterior uso en las clases de anatomía; lo que descubre el religioso
recalcitrante, niño explorador y pusilánime estudiante es que los cuerpos son
robados de las tumbas, y algunos recién asesinados.
La novela está basada en un
caso real en Edimburgo; del doctor cirujano Robert Knox, gran experto en
anatomía de su época, el cual hizo grandes aportes. En los 1800s aunque ilegal,
era común el robo, la compra y venta de cuerpos, pero a quienes Robert Knox le
pagana eran William Burke y William Hare, asesinos seriales que entregaron
cuerpos de sus víctimas; entre 1827 y 1828, Burke y Hare asesinaron como mínimo
a 16 personas del vulgo; saludables y simples civiles de West Port. En el
metraje se menciona al Dr. Knox como el maestro de MacFarlane y al cochero
Gray como otro de sus socios.
Y por supuesto llegamos a
uno de los protagonistas de la historia, el humilde cochero Gray interpretado de forma increíble por el legendario Boris Karloff. Gray es un hombre de carácter
afable y vulgares costumbres; simpático con los niños, pero, detrás de ese rostro
puede verse a un amoral ladrón de tumbas; un tipo cruel, abusivo, un asesino
desalmado; un sádico que goza de atormentar a base de chantaje a su buen amigo, el insensible MacFarlane. La interpretación de Karloff es de los puntos a favor
a la película; deliciosamente perverso; el personaje de Max Cady (Cape of fear) en sus dos
interpretaciones es nieto de este individuo; esto se ve cuando al rechazar un soborno de McFarlane para dejarlo en paz y este le comienza a suplicar; el cochero le explica “si me voy, perdería la ilusión de verle suplicándome de nuevo”. Karloff
se luce completamente; aquí borda la grandeza actoral.
El personaje de Lugosi intenta chantajear al de Karloff, la contrapicada nos dice quien tiene el sartén por le mango |
El ambiente de la historia
es opresivo y va a tono con la música; macabro con un toque de rancio; la
corrupción y la miseria humana se hacen presentes. También una innecesariamente
extendida trama de una niña necesitada de una operación y un cameo de Bela
Lugosi; la última película en la que compartió pantalla con Boris Karloff. Pero
es precisamente el duelo actoral entre Karloff y Henry Daniell el premio mayor;
es simplemente estremecedor: MacFarlane quiere deshacerse a todas cuestas de
Gray; el médico aristócrata vive atormentado; ya desde su primera interacción
puede verse los roces con el distribuidor de sus cuerpos; el final es por supuesto fatalista; oscuro y sobrenatural; un velo funesto cubre
finalmente la historia.
El trabajo de Robert Wise en la dirección es bastante logrado. Los
detalles como la cantante ciega fueron magistrales y todo con un lastimoso
presupuesto; aun así se pudo rodar esta oscura historia; una joya de la
verdadera serie B.
En youtube pueden verla gratis; aquí el video:
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