Te vas directo al infierno por la ruta 666
Por Jorge Le Brun
Apartados
del mundo por amor al mundo, irreales por pura pasión de realidad, las figuras
de Dostoyevski parecen, al principio, un poco simplistas. Su marcha no es
rectilínea, ni persigue ningún fin visible. Estos hombres todos adultos, todos
hombres hechos, andan por el mundo a tientas como los ciegos y tienen el torpor
de los borrachos. Los vemos detenerse, mirar en derredor, hacer todo género de
preguntas, para aventurarse de nuevo, sin esperar respuesta, hacia lo
desconocido.
- Stefan
Zweig
Película española; producción y musicalización del país ibérico, filmada en su totalidad en
Barcelona (y esto a pesar que la ubicación de la historia ocurre en la Costa
oeste de alguna ciudad americana); edición, montaje y fotografía; con todo y
eso fue dirigida por Brad Anderson, escrita por Scott Kosar y protagonizada por
el intenso Christian Bale. Hablamos de una producción española hablada en inglés.
Este equipo con este thriller psicológico se enfrentó a un género que tiene
muchos precedentes y en que a estas alturas es difícil sorprender, y aquí lo
que puedo hablar de dicho enfrentamiento.
Trevor Reznik (Christian
Bale) es un tipo solitario y muy huraño que trabaja como mecánico operador en
una fábrica. Él tiene un trato frío con sus compañeros de trabajo (rechaza
socializar), y otras personas. Al menos no le interesa charlar con el género masculino, pues no se pone
tan quisquilloso con las mujeres; tiene un un par de lindas relaciones: la
primera es con una prostituta de nombre Stevie (Jennifer Jason Leigh), y la
segunda es Marie (Aitana Sánchez-Gijón), una camarera; es cliente de los
servicios de ambas, una por el sexo, la otra por un café, las dos por compañía,
distracción y afecto; pero sobre todo para que lo ayuden a pasar sus
interminables noches de desvelo. Trevor tiene un año sufriendo de insomnio; su
aspecto físico deplorable, lo dice todo: está extremadamente delgado, enfermizo,
siempre agotado, y es en gran medida esto lo que provoca no solo la suspicacia de sus
compañeros de trabajo, si no el rechazo total, también sus personas cercanas están preocupadas; su delgadez es asombrosa.
Las interminables horas hablando y bromeando con Marie, y los desvelos en la cama con Stevie no son los único hábitos que tiene para distraerse; se mantiene en constante aseo y ordenamiento de su hogar; incluso se levanta y limpia el piso del baño con un cepillo de dientes, y pega blocs de notas con apuntes de sus pendientes por todas partes; el problema inicia cuando - en el principio de la película - Trevor ve una nota que no recuerda haber dejado, en la dichosa nota se plantea una pregunta: “¿Quién eres?”.
Como si eso no bastara, un
siniestro juego del ahorcado de seis letras aparece en su
refrigerador, termina en “e” y “r”. Pensando aún así que podía mitigar su
pasado y continuar su dinámica en deplorable estado, conoce a Ivan (John
Sharian), personaje que se presenta como un nuevo empleado de la fábrica; misterioso
y desagradable, pero muy risueño ¡el nuevo compañero! Aquí es cuando el
verdadero tormento de Reznik comienza. El mundo se le empieza a venir encima,
las desgracias le ocurren, su deteriorado físico no es nada comparado con el mental;
Ivan no es un humano, es un demonio, uno nacido en un lugar recóndito y que lleva
a su víctima al mismo infierno; un viaje directo a todos los horrores que él ha
creado. Al llegar a su apartamento y ver pegado en el refrigerador nuevamente
otro bloc con el juego del ahorcado, ve que tiene más letras escritas; este
entramado de sucesos llevan a Trevor a la completa paranoia.
Videojuego Counter-strike: source que hace un tributo a esta película con la famosa nota. |
El filme completo es un
estado de ánimo, todo el entorno en realidad es parte de Trevor; refleja cómo
se encuentra: la luz es fría, es una película azul, solo los bloc con notas, un
automóvil y las luces de los semáforos tienen colores cálidos (bueno y una
atracción en una feria de la que hablaré más adelante). El aspecto es turbio,
podrido, y la pretenciosa música de Roque Baños, es lúgubre y armoniza con esta textura que también hay que decir es
nebulosa. La mente finalmente no es algo que se pueda leer como un libro; es una isla llena de niebla en la que hay que explorar para encontrar los
valiosos recuerdos; el escenario es un co-protagonista, se comunica con
constantes planos a detalle, tratando de decirnos lentamente lo que está
sucediendo. Todo y todos lo que le rodean apenas pueden verse en pequeños bosquejos.
Sería una buena discusión o
un largo pensar decir cuál es el papel más memorable en la filmografía de
Christian Bale, pero nadie puede decir que este no fue el trabajo en el que puso mayor desempeño; se encontraba irreconocible; en estado esquelético impresionante tras perder
20 kilos; trago aire durante muchos meses para llegar a semejante físico, se ve
grotesco. No es un papel para su prosa y sin embargo toda la película parece
una conversación de él con el escenario; es casi un soliloquio donde es menos
lo que se dice con la boca y más lo que se dice con los ojos; su actuación es
soberbia. Este papel podrá no ser premiado, pero jamás podrá olvidarle quien lo
vea. Participa como el personaje principal de una película armada cual una red,
aun dejando esta red algunos cabos sueltos en la ejecución.
Christian Bale, de Izquierda a derecha: The machinist (2004), American psycho (2000) y American hustle (2013) |
Algunos se van con la finta
que esta película se nutre de la más memorable y en ocasiones sobrevalorada Fight Club (David Fincher 1999). Es erróneo
totalmente, esta película está más relacionada con la obra del autor ruso Fiódor
Dostoyevski; hay varios elementos colocados de forma fortuita como un volumen
de El Idiota, un personaje con el
nombre de un protagonista de Los hermanos
Karamázov, entre otros, y precisamente Los
hermanos Karamázov es la novela de la que toma elementos el argumento. La
novela favorita de Sigmund Freud es quizá la responsable de su forma de pensar,
el autor ruso puede decirse que puso algunas semillas para la futura germinación
del psicoanálisis. La profunda preocupación de Dostoyevski era por “el hombre
del mañana” o en lo que creía que se estaba convirtiendo, en ese bosquejo indiferente
y brutal que tiene más sentido de lejanía que de pertenencia. La culpa, la
autodestrucción, todos ellos encarnados en valores espirituales que son por
definición intemporales para quienes los determinen. Es con el trabajo de Kubrick en The Shinning (1980) donde quizá exista la influencia, pues el escenario es un actor muy importante.
La obsesión por el olvido se
hace evidente en Trevor durante el metraje, y entre más piensa en olvidar, más
incluida esta la cuestión de porque está huyendo. Una escena memorable es
cuando sube con un niño a un juego de diversiones llamado “Ruta 666”, donde se
ve un reflejo alegórico retrospectivo de su propia vida después de haber
conocido a Iván; recorrido que lo lleva cada vez más atrás en su vida, se
asusta y en una curva, el niño al que acompañaba, Nicholas, quien conducía el
pequeño vehículo que se movía en los rieles - desoyendo las suplicas de Reznik quien
le pide tomar la "ruta de la salvación" – decide tomar la “ruta al
infierno”.
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