La delgada línea roja que divide al frenesí de la contemplación
Por Víctor G. Gándara
El
cine antibélico es, por naturaleza, la antítesis del ideal hollywoodense en sus
sectores más conservadores. Sobre todo si involucra a la distinguida y heroica
U.S. Army. Quizá los ejemplares más valorados - cuyas transgresiones al orgullo promilitarista
aludieron con elegancia - sean ese par de portentos esculpidos por el mismísimo
Stanley Kubrick; hablo de Paths of Glory
(1957) y Full Metal Jacket (1987). Treinta
años entre ellas, pero el mensaje es uno: la guerra es el quiebre humano más
ruin y excrementicio.
Paths of Glory (sobre la Primera Guerra Mundial) tuvo tentativas de censura, principalmente en Francia, pues la representación del ejército galo hiso mella… incomodó. La obra no se estrenó en Francia sino hasta 1975.
Paths of Glory (sobre la Primera Guerra Mundial) tuvo tentativas de censura, principalmente en Francia, pues la representación del ejército galo hiso mella… incomodó. La obra no se estrenó en Francia sino hasta 1975.
Kirk Douglas en Phats of Glory (1957) |
Full Metal Jacket, si
mi ignorancia no mete su cuchara, no tuvo las dificultades de Paths of Glory. Aparte de ser otros
tiempos y de que U.S. se presume un país libre, la Guerra de Vietnam es de las
pocas (si no la única) que no le enorgullece a su milicia; aunque eso no restó
lo «incómodo» al
film de Kubrick. Un dedo en la llaga siempre duele.
Platoon (1986) |
En
la misma línea (de la guerra vietnamita) también pueden citarse The Deer Hunter (1978), Apocalypse Now (1979) y Platoon (1986). Aunque esta última, más allá
de erguir el discurso antibélico, echa un vistazo a la crudeza de la guerra y
el lado humano (muy humano) de sus partes, sin enaltecer valores patrioteros.
Es
verdad que las películas citadas levantaron galardones, y que hoy ocupan puestos
en listas de las más grandes; no podría decirse que el gremio las ha marginado.
Pero parece haber -al menos en las últimas décadas- mayor inclinación a
ejemplares propagandísticos. Quizá el más fresco sea The Hurt Locker (2008), que, a pesar de tener elogios entre la
crítica especializada, no fue bien recibida en sectores del público, incluso
veteranos de guerra le han desacreditado escenarios que sobrevaloran la
realidad vivida en Iraq. Ridley Scott, por su parte, nos trajo un Black Hawk Down (2001), y Steven
Spielberg la tan aclamada Saving Private
Ryan (1998).
Saving Private Ryan (1998) |
Todas
éstas, independientemente de su tratamiento político/social, tienen la
suficiente calidad cinematográfica para recibir grandes valoraciones; así
ensalcen a la patria y su milicia o todo lo contario. Apuesto a la diversidad,
incluso a líneas poco convencionales.
Precisamente
en 1998 se estrena The Thin Red Line,
a cuenta de Terrence Malick, misma que compitiera por el oscar con Saving Private Ryan en 1999 (ambas de la
Segunda Guerra Mundial). ¿Cómo podría distinguirse Malick del cine antibélico
que le precedió? Echando mano de su estilo, «sencillamente». En The Thin
Red Line los escenarios (bellos de cualquier manera) pasan a segundo plano,
siendo las cabecillas reflexivas de sus personajes el espíritu de la obra. Si
otras antimilitares dibujaron la crudeza de la guerra, ésta le da paso a las
contemplaciones de los involucrados. Para ello, Malick dio pie a su recurrente
voz en off, y dirige a una lujosa gama de actores: Sean Penn, Woody Harrelson,
Nick Nolte, Johnny Depp, Adrien Brody, John Reilly, John Travolta, James
Caviezel, hasta un efímero George Clooney, entre otros.
La
guerra, asumo, da poco espacio a la meditación; y es el frenesí, el arrebato,
lo que impulsa al hombre en el momento más crítico de la batalla. ¿Pero de
verdad calla la mente? ¿Qué piensa un hombre en guerra? ¿Cuáles son sus miedos
y preocupaciones? ¿Cuáles son sus memorias? ¿A qué conclusiones le llevan las
ineludibles circunstancias que le rodean? Y es que en The Thin Red Line todos tienen algo que expresar; y todos conciben
diferente. Un Sargento Welsh (Penn) pesimista, o el optimismo del Soldado Witt (Caviezel),
cuyos ojos expresamente conmovidos, inmortalizan a su personaje.
James Caviezel |
Uno de los cuadros del film |
Malick
llevaba veinte años retirado del cine cuando filmó The Thin Red Line. Para muchos es su
obra más grande. Para mí, la mejor película bélica que vi.
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@VicGGan
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