Esas ansias que tengo por matarte, mi amor
Por Jorge Le Brun
“Es
bella como la muerte, seductora como el pecado y fría como la virtud”
- Luis Buñuel sobre Catherine Deneuve
Este post tiene más de un
motivo: en primer lugar por la dedicatoria al mes de octubre que les vengo
recordando, en segundo por culpa de los fanáticos de American Horror Story. Esta
serie antológica de dedicatorias y guiños a clásicos de terror ya está al aire
en su temporada 5, y a las alturas en las que yo publico esto ya van 2 episodios
transmitidos. La quinta temporada tiene el título de Hotel, y está ambientada en
una edificación tributo a The shining
(Kubrick 1980), con un interior lleno de fantasmas y recuerdos peligrosos
(literalmente), con unos niños parecidos a los de Village of the dammed (Wolf Rilla 1960) y claro, el morbo de la serie encarnado en Lady Gaga; la presuntuosa
artista musical encarna a una vampiresa con gusto por el arte y con un amante
mordido por ella misma; para quien gusta saber, el tributo aquí está en una película
del hermano menor del famoso Ridley Scott, quien también es el más infravalorado.
La primer escena de la serie
en la que aparece Lady Gaga es sin duda el tributo más evidente al reinterpretar como comienza The hunger: la pareja de vampiros pasean,
encuentran a una pareja humana en un evento, los seducen, los llevan a sus
aposentos para atraparlos en un clímax de carácter sexual, les cortan el cuello y beben su
sangre...y todo con música rock. No es lo único, el personaje principal es muy parecido, incluso la forma de vestir, y claro, en el elemento original de la
película, en la que los vampiros carecen de colmillos y usan armas guardadas en
collarines; es tomado en AHS con guantes afilados. Pero hablemos de las diferencias
inherentes del original a su tributo; una de ellas radica en las actrices: no
es lo mismo Lady Gaga que Catherine Deneuve; la actriz de películas como Belle de jour (Luis Buñuel 1967) y Repulsion (Roman Polanski 1965) se lleva
de calle en belleza y magnetismo a la cantante, e incluso a muchas actrices jóvenes;
a sus 40 años (en aquel entonces) seguía siendo endemoniadamente sexy.
Se abre el telón con
la escena mencionada; el dúo de vampiros, comiéndose a una pareja de crédulos, en este caso
en un intercambio de parejas; todo con una melodía titulada Bela Lugosi's Dead. Todo con un ambiente tan estilo de videoclip musical ochentero pasado en MTV, que no es de extrañarse cuando se sabe que Scott vivía
de hacer eso antes de dedicarse al cine, en esta su opera prima; la verdad no le pintó nada mal. Se ve todo tan decadente que podríamos hablar de un género policíaco, de no ser que ninguna acción se centra en un oficial de la ley; solo en los asesinos.
Miriam Blaylock (Deneuve) es una poderosa vampiresa con más de mil años de antigüedad, proveniente de Egipto,
se ha convertido en una brillante pianista y coleccionista de arte. Pasa los días
conviviendo con su amante, John (interpretado por el siempre profundo David
Bowie), un músico de la Francia del siglo XVIII que da clases particulares de violín.
Viven en New York, fuman, se drogan, consumen sangre humana una vez a la
semana; la reminiscencia a Egipto y la utilización
de llaveros Ankh con un cuchillo oculto para cortar la garganta y beber la
sangre es una buena propuesta, e incluso algo muy poético; la Ankh - que es
un icono en forma de cruz más antiguo que el del cristianismo - para los
antiguos egipcios era un símbolo que emanaba eternidad, la vida después del descenso; la inmortalidad para aquella cultura era la llave que dominaba la vida
y la muerte.
Con el virus que tenían en
sus cuerpos, para estos vampiros la vida no pasaba, ni cobraba facturas,
bueno, no sobre Miriam; las cosas su empiezan a poner mal cuando John comienza a envejecer de forma prematura. Se descompone a un paso acelerado, sin ninguna explicación aparente.
Pronto descubrirá, que Miriam tenía previsto este destino para él; le prometió
la inmortalidad y le cumplió, pero no así con la eterna juventud; Miriam tiene
un depósito donde coloca en tumbas a todos sus amantes - hombres y mujeres - para
que continúen con sus vidas mientras continúan pudriéndose. Ya la vampiresa
tiene un remplazo, busca a una doctora, que precisamente estudia en su
laboratorio el tema del envejecimiento.
La película quizá
pudiera ser tomada por los teóricos queer; no como referente de todo lo que exponen,
pero si para tomar una iconografía audiovisual; como método de exploración. Quien
afirma que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales
de las personas son solo construcciones sociales y que no están sujetas a cuestiones
biológicas, puede tomar referencias del personaje de Miriam, la cual, tan
poliamorosa, afirma amar intensamente a todos esos novios y novias que
permanecen vivos en ataúdes. También se debe tomar en cuenta que el triángulo
amoroso es complementado por la doctora Sarah Roberts (Susan Sarandon), como el
objeto de los deseos de Miriam; la relación carnal que las dos tienen y la conversión
en vampiro que realiza la reina de la noche a la científica. También está la
joven estudiante de John; se viste de forma muy “masculina” y Miriam planea algún día, cuando haya crecido más, convertir en otra de sus amantes. Los géneros son
irrelevantes; la carne se disfruta de muchas formas.
Quizá lo que digo es un
error y solo vemos elementos tradicionales, como la reintroducción del
lesbianismo en el vampirismo, introducido en la literatura por Carmilla de Sheridan
Le Fanu, mucho antes que apareciera Drácula. Si hay un aporte de esta película
a las futuras generaciones es esa figura vampírica interpretada por Deneuve; muy
atrayente y sensual; con ese poderoso y característico dominio del vampiro
padre al convertido. Ella guía, utiliza y vive de sus amante, pero también los
ama; la clásica relación entre maestro y alumno, con todo el odio y amor que
conllevan.
La composición visual tiene
sus momentos pero es inconsistente, Scott solo se cuidó por la iluminación en este
curioso proyecto, que si bien no fue la revolución del género si marco
bastantes pautas. La música es toda una miscelánea, escuchamos algo de rock
pero también música clásica; es un álbum bastante ameno para escuchar y cerrar
los ojos; hizo su trabajo el señor Howard Blake. Es el ritmo del metraje el que a momentos puede ser confuso; no te pierdes por la historia, si no por la
velocidad y lentitud que tiene en distintas secuencias; fue el montaje el que
debió.
Película correcta, con un
tremendo triángulo amoroso, cargada de erotismo; la fotografía e iluminación (sobre
todo en la casa), el juego de sombras y desde luego, esa bello op. 100 de Franz
Schubert, son irresistibles; es una filme que encanta a quienes se
identifican con estos elementos. Vestidos de gala, con lo mejor del cuero; en
un club gótico subterráneo o en su departamento, los vampiros de El ansia son frescos en estilo; esta película es gran
impulsora de un tipo de moda que empezó con la aparición de algunas de sus vestimentas
en la revista vogue; no es tan descabellado que Lady Gaga rinda tributo a esta
tremenda vampiresa, después de todo, se lo deben.
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