24/12/15

About Schmidt (Alexander Payne 2002)

Querido y patético señor Schmidt

Por Jorge Le Brun



“¿Qué diferencia he hecho yo? ¿Qué mejoró en el mundo gracias a mí?”(...)“cuando todos los que me conocieron hayan muerto, y hayan muerto los que los conocieron a ellos, será como si yo no hubiera existido jamás”


Jack Nicholson, quien comenzara su carrera actoral con The Cry Baby Killer (Joe Addis 1958) es quizá el actor más importante de los 70s, pero también de los 80s, bueno también era un rockstar de los 90s. Antes de que los Johnny Depp y “las niñas raras” aparecieran, Jack ya hacía era el especialista en caracterizar a los personajes “extraños” en la industria de lo políticamente correcto (Hollywood), todos los sujetos que no serían aceptados por la sociedad de existir de verdad pero que adoran verse en la pantalla, esos eran de Nicholson. 12 veces nominado al premio de la academia y 3 veces ganador, no podría decir que alguno es el mejor (aunque soy de los que a veces pone en ese lugar a Gary Oldman, quien nunca ha ganado la estatuilla del tipo desnudo), pero sin duda alguna es de la máximas referencias en lo que a actuación se refiere. Ya sea que era un padre de familia al borde de un estallido homicida, un escritor obsesivo-compulsivo, el diablo, un  mafioso irlandés-estadounidense, un cruel coronel del cuerpo de marina americano, un detective o el villano de batman que “baila con el diablo a la luz de la luna” y desea aplicarle un “enema” a Ciudad Gótica, entre muchos otros, el sello de este histrión es la intensidad de los papeles que realiza, lo cual vuelve aún más interesante la interpretación de About Schmidt; más interesante al ser uno de sus personajes con carácter más bien circunspecto; lo diferente dentro de lo diferente.

El director Alexander Payne y su guionista habitual Jim Taylor (en todas sus películas a excepción de Nebraska 2013) se caracterizan por la sátira de la sociedad estadounidense, especializándose en comedias con gran introspección; podemos decir que suele retratar tragicomedias. En este caso la mancuerna narra la historia de Warren Schmidt, un anciano que se encuentra en varios dilemas existenciales que lo llevan a un par encrucijadas simultaneas. Para empezar, tiene 66 años y se acaba de jubilar tras trabajar durante toda su vida en una empresa de seguros y se siente completamente perdido; su otro problema, su hija a punto de casarse con un palurdo vendedor de albercas inflables. Schmidt obtiene un catalizador cuando su mujer con la que compartió más de 40 años fallece de forma repentina. Solo y perdido, Warren descubre que su mujer lo estuvo engañando en relaciones incestuosas, eso le da la energía que necesita para emprender un viaje en furgoneta hacia Denver con el propósito de evitar el matrimonio de su hija.

El personaje de Schmidt es simplemente demoledor, probablemente odioso si no fuera por la forma en que es narrada, es odioso porque refleja todo lo que en ocasiones se odia de uno mismo; una vida que sientes desperdiciada por dedicarla a un trabajo que no gusta pero del que generas un estado de confort y no sabes qué hacer cuando terminas tu ciclo, has perdido contacto contigo mismo y no sabes quién eres tú, ni que te gustaba hacer. El protagonista tiene problemas con su identidad, como efecto de las modificaciones que registra en la interacción con otros y su “falta de un lugar propio”. En los primeros minutos de la historia, durante el viaje y el desarrollo de la historia manda semanalmente cartas corresponsales a una organización de ayuda a niños huérfanos, con el propósito de ayudar a un niño africano llamado Ngudu a través de donaciones; este personaje que nunca hace acto de presencia es al confesionario de Warren, a ese niño que ni sabe hablar su idioma le cuenta todo y desnuda su alma en el trayecto de todo la película, dándonos acceso a lo que piensa el protagonista; la fundación solo le pide que mande información sobre él en los cheques que manda para ayudar a Ngudu, pero él toma esto como una oportunidad para mantener una relación epistolar con alguien que duda pueda entenderle pero que le permite desahogarse. Alguien dijo “Schmidt no es capaz de comunicarse con nadie, ni siquiera con un chico de seis años. Su actitud despectiva para con el prójimo demuestra la endeblez de su preocupación por el niño, pero su cerrazón parece insoluble”.

En el camino a buscar refugio con su hija Jeannie (Hope Davis), Schmidt entablará extraños lazos personales en la zona de Nebraska mientras, a la vez redescubre su melancolía con el mundo; intenta no sentirse tan perdido ni tan extraño recorriendo distintos lugares, e intenta consolarse con el dolor de la pérdida  y la tristeza de la soledad, mientras sigue mirando su entorno ve todo tan inútil como carente de un sentido lógico. Todo tratado en un principio con gran humor negro e ironía, un gran mérito de Payne con ese desolador paisaje.














Las interpretaciones de esta película son las adecuadas, no solo de Nicholson, ni de Davis que interpreta a la hija sufriente de que su padre desprecie su elección sentimental y se mantiene muy alejada de él mientras le reclama permanentes cheques para solventar la boda; también está el simpático papel de Kathy Bates como la madre del tipo con el que la hija de Schmidt se piensa casar, una matriarca palurda, excéntrica y desalineada con un perturbador amor por los baños en jacuzzi desnuda donde pueda ser vista.

























Ante las múltiples pérdidas a las que cualquier de la tercera edad se ve sometido, Warren no quiere tener una más. Así, asume la castración en el legado a su propia hija con la condición del sostenimiento paralelo de la relación ideal que mantiene con su ahijado. Esta relación le permite volcar todo lo que hubiera deseado que sea su vida. Finalmente la historia trata sobre el deseo de la inmortalidad o la significación en la búsqueda que quizá algún día los que seremos más viejos emprenderemos para obtener un receptor de nuestros respectivos legados, la búsqueda de dejar algo de nosotros en este mundo. La película es todo menos complaciente, y no es lo que deleita a la academia para recibir premios y pese a ello tuvo varias nominaciones en su momento, una historia donde todos son unos imbéciles, los cretinos que nosotros mismo somos. 





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