27/11/15

Robin Hood: Prince Of Thieves (Kevin Reynolds 1991)

El tira flechas de Costner

Por Jorge Le Brun



“Loxley, voy a cortar tu corazón con una cuchara”
- Alan Rickman como el sheriff de Nottingham


Segunda película más taquillera de su año de estreno, solo superada por el gigante que representó Terminator 2: Judgment Day. Con un elenco de estrellas y una mítica historia del rostro del más famoso ladrón de la ficción/realidad, se pusieron guapos para protagonizar un filme de aventuras, Robin Hood: príncipe de los ladrones. Una obra genérica de su época y de las que dio paso a muchas “aventuras en el bosque”; películas como las sagas The mummy (1999) y The Scorpion King, bueno, o cualquier película de acción hecha para el lucimiento de su protagonista, son las características de lo que tenemos aquí, en este caso de un actor “serio” (¿Qué diablos será eso?) como Kevin Costner, que había sido premiado un año antes con la estatuilla del tipo desnudo (Oscar) por Dances with Wolves.

Y fue precisamente Kevin Costner el problema y mayor irregularidad de la cinta; no por su muy criticado y risible “acento británico”, tampoco porque caían más en gracia algunos de los personajes de reparto. Era precisamente el hecho que todo giraba en torno a este y no importaba mucho su relación con el ambiente y los otros personajes; el guion era débil y este es un claro ejemplo de una película de esas que se hacen solo por la plata y nada más, utilizando un renombre (Costner) para llenar las salas; un exitazo en el momento y en muchos casos olvidada con el tiempo cuando las modas se vuelven otras. La formula sigue funcionando pero no con lo ya visto; si no me creen los invito a ver a aquellos que son fans de la saga de Transformers esas películas cuando superen la pubertad mental o en 10 años; les dará flojera. La diferencia de los robots que se dan golpes a lo tonto y esta película es, que puede que a muchos no nos enfade volverla a ver después de tanto tiempo; hay varios elementos que confirman esto; es gracias a las actuaciones y la sincera dinámica de la historia que se puede decir corroborar.























Costner interpreta a un Robin Hood galán con aires de latin lover medieval; un noble inglés leal al rey Ricardo I, que se encontraba en campante guerra durante la tercera cruzada, bueno, hasta que es tomado como prisionero en Jerusalén, en donde conoce al buen Azeem (interpretado por el casi omnipresente Morgan Freeman), un prisionero moro (¿Afroamericano?) con quien termina escapando y a quien salva la vida. El dúo dinámico del medievo regresa antes de tiempo a Inglaterra; antes del tiempo que preveía el villano claro está. El reino ha sido tomado de forma traicionera por el sheriff de Nottingham, el cual ha mandado a asesinar al padre de Robin para darle un toque más personal en la narrativa a la enemistas que tendrá con el héroe. En búsqueda de venganza y salvar a su gente del tirano, empieza a robar a la nobleza y la iglesia para alimentar a los más necesitad y crear un pequeño ejército mientras se esconde en el bosque de Sherwood.


Little John primo de Chewbacca 






















Como dije, el reparto se lleva la película, con una atinada interpretación de Morgan Freeman, como el necio pero leal moro dispuesto a pagar una deuda de vida al galanetes de Robin; ecuánime y elegante. También, la banda de ladrones, compuesta por el “pequeño Juan” (Nick Brimble), Will Scarlet (Christian Slater) y el incontinente fraile Tuck (Mike McShane); son personajes tipo coloridos, claro, no podemos olvidar a Lady Marian (Mary Elizabeth Mastrantonio), la damisela en peligro que pone sus ojos en el héroe a la vez que es el objeto de los deseos pasionales del villano en turno.


La verdadera estrella del film






















En la leyenda original de Robin de Locksley y en la mayoría de las interpretaciones literarias y fílmicas, se pone al hermano del rey Ricardo, el príncipe Juan (apodado “sin tierra”) como el villano principal de la historia. Juan era un personaje antipático para los estándares de la época, no era un rey macho pelo en peño mamado y competente para la guerra y defender al cristianismo de las “malvadas” huestes del islam; a parte que tuvo un genuino intento de derrocar a su hermano que se encontraba en la tercer cruzada; era el villano perfecto para “el rey de los ladrones”. En esta versión esa batuta pasa a su principal secuaz en el mito, el sheriff de Nottingham, interpretado excelsamente por Alan Rickman (se le dan bien los villanos), que en este caso en lugar de ser un cretino y despiadado cobrador de impuestos y líder policíaco del rey usurpador, era la cretina y despiadada fuerza usurpadora por sí mismo. Por más que se quiso centrar todo en Costner, Rickman es quien se roba la película; el sheriff aquí es un rockstar satánico medieval con algunos lapsus maníacos y amenazas burdas, que toma el poder con ayuda de su madre, la siniestra bruja Mortianna (interpretación de Geraldine McEwan que a más de un niño le sacaba buen susto), su primo Guy de Gisborne (Michael Wincott) y el corrupto obispo de Hereford ( Harold Innocent) quien antes de huir no dudaba en salvar primero al oro que a él mismo.



Quizá la escena más memorable de la historia es en donde nuestro simpático sheriff, obliga a Lady Marian a casarse con él, y una vez logrado el rito nupcial y estando las fuerzas rebeldes a pie de su castillo, pretende desesperadamente consumar la boda en un intento de violación frente al improvisado altar; el más divertido que se pueda imaginar para quien no haya visto la película; el patetismo y desesperación con las que intenta el sheriff lograr su hazaña sexual mientras sus fuerzas son derrotadas es de antología.

Por supuesto no podemos olvidar que en la resolución y la boda al final, entre Robin y la “pobre viuda” lady Marian, hay un cameo del escoces más sexy de la historia, Sean Connery, quien curiosamente ya había interpretado a Robin Hood en la muy recomendable Robin and Marian (1976); aquí interpreta a otro personaje. La película no es para quien espere algo hecho de forma exquisita, ya hablé arriba de sus problemas, pero entre lo positivo podemos tomar el buen reparto, el apartado musical de Michael Kamen, música épica y memorable; pero claro está, el sheriff de Notthingam y sus secuaces fueron lo mejor. Es una película que las generaciones nacidas en los principios de los 90s saborean a nostalgia, con sus defectos o no, la película cumple su objetivo.  



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