El ojo dorado de Ian Fleming
Por Jorge Le Brun
Hablando del 007, este y el
siguiente post lo dedicaré a dos películas de la serie del agente británico más
famoso del mundo con motivo del estreno de Spectre, claro esta, el oportunismo a todo lo que da. Es innegable que
esta saga ya es todo un fenómeno audiovisual, la serie del agente Bond es una
de las más grandes figuras de la cultura popular y una de las más influyentes,
junto a otros clásicos surgidos de otras formas, como Superman, Batman, Star
Wars o Star Trek, entre algunas más. Don señor Umberto Eco, alias “El apocalíptico”
es un apasionado estudioso del tema, al grado de analizar los martinis que se
tomaba el personaje en algún ensayo. Esta saga nace con un personaje ficticio
en la guerra fría, la cual aunque terminó, persiste en el espíritu social en las luchas capitalistas y por supuesto, las conspiraciones internacionales que se
encuentran en el colectivo especulativo; las guerras secretas de unos cuantos
para aprovecharse o usarnos como carne de cañón.
James Bond, el peor espía
del mundo (siempre usa su nombre y siempre lo descubren) y habilidoso sicario
gubernamental, fue creado por Ian Lancaster Fleming, quien escribió 14 libros con
aventuras del 007. Durante la segunda guerra mundial, Fleming fue comandante
del British Department of Naval Intelligence de la Royal Navy, lo cual le
permitió imbuirse en el ambiente que inspiraría posteriormente a su obra. Durante la guerra civil española,
Fleming tuvo enlaces con la inteligencia americana y estuvo trabajando en un
operativo que tenía el objetivo de vigilar los acontecimientos ocurridos en
España, con el objetivo de ver a donde corrían las aguas; años después bautizaría una finca suya en Jamaica
con el nombre del operativo, goldeneye.
Esa dedicatoria es de lo
poco que vemos de la sombra de Fleming en la película GoldenEye de 1995; la primera película que evita tomar elementos de
las novelas del tropicalizado escritor. Primer película del agente en la década
de los 90s y la que lleva al agente a reinventarse en tiempos modernos; la
guerra fría a terminado y nos queda claro con un incendiario opening a ritmo de Tina Turner, donde
se ven los ídolos soviéticos cayendo como unas ruinas de Ozymandias; hasta los
más poderosos caen y todo lo que hacen tarde o temprano queda perdido en las
arenas del desierto; aunque siempre el que escarba encuentra, debo reconocer. El
primer actor en encarnar al 007 en el cine (ya había aparecido una versión de Casino Royal para televisión) fue Sean
Connery, que causó un efecto tan positivo en Ian Fleming aún vivo, que decidió
darle la nacionalidad escocesa a su personaje (para los que pensaron que fue decisión
de Sam Mendes en Skyfall), después de
más de cuarenta años, un irlandés tomó el papel, Pierce Brosnan.
Nueve años pasaron de la
última misión del agente James Bond en la ya disuelta Unión Soviética; la
misión había sido cumplida pero a costa de perder a un compañero y amigo. Durante
un viaje con una amante en Montecarlo, termina siendo llamado por su superior, una
dura M (Judi Dench, quien se convierte en la primera mujer en el papel).
Nuestro héroe termina inmiscuido en una conspiración más, en este caso, la de
la mafia criminal conocida como Janus, y no es todo, tendrá que viajar a Rusia
a enfrentarse a algunos fantasmas que se hacen presentes de forma literal y se
hicieron con un arma electromagnética con el plan de destruir Londres, desestabilizar
miles de cuentas bancarias y
enriquecerse.
Más allá del porte de Pierce
Brosnan como Bond y el rencoroso villano interpretado por Eddard Stark también
conocido como Sean Bean en una de sus mitificadas muertes (no son tantas como
creen), creo que el personaje que se lleva la película es la femme fatale
interpretada por Famke Janssen; una cachonda sadomasoquista asesina georgiana
cuyo nombre es Xenia Onatopp; ella destaca por sobre todos y pone al "personaje
tipo" que representa en muy alto nivel; su característica principal es el hecho
de que a través del asesinato se excita profundamente; una de las escenas
memorables la tiene a ella involucrada, seduce a un almirante, terminan en su barco, tienen relaciones sexuales de forma salvaje, desinhibida
y con mucho ímpetu, de repente la fiera se pone sobre el ingenuo marino, lo
toma en una pinza con sus piernas y con sus muslos aplasta el pecho de su
víctima; todo esto mientras esta teniendo un orgasmo; mientras el hombre gime y muere.
Pinzas mortales |
La película es muy
influyente; no solo por romper con el trasfondo de la guerra fría en el
argumento (también es la primera de la saga filmada después de la desintegración
de la URSS), ni en los elementos que quedarían impregnados en posteriores
filmes, sino también en otros aspectos de la cultura pop. Con el título de GoldenEye se creó uno de los videojuegos
más famosos de todos los tiempos y de la consola de los 64 bits, considerado
como uno de los mejores first-person shooters de toda la historia. Una saga, la cual continuaría
con más videojuegos, dándole a la historia de la película que nos atañe un
toque tridimensional.
No nos engañemos, no es la
quinta esencia del arte, es una película de acción aventura con algunos toques
de thriller, un material genérico. Fueron 6 años entre la última película en los 80s y este título;
fue la película que tenía que hacerse en el momento correcto y oportuno para la
franquicia. La interpretación justa de Brosnan fue del agrado del público del
momento “el dinosaurio machista y misógino” – como lo llama en una escena M –
ha sido el 007 más rentable y de humor relajado, bueno, al menos más que el
Bond de Timothy Dalton, quien junto con Daniel Craig hacen a los 007 más serios
de la saga fílmica, sin embargo el glamur es totalmente de Brosnan.
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