Tira flechas de juguete
Por Jorge Le Brun
Cuando era niño y me
atiborraba de películas en los fines de semana, no fueron pocas veces cuando
veía en los anuncios de los VHS o en anuncios televisivos ciertas películas que
llamaban bastante mi atención y tenía la sensación que era el único que no las
había visto. Esta sensación se fue afianzando con el tiempo cuando
definitivamente seguía sin verlas y aunque muy infantiles no dejaban de sacudir
el espíritu del curioso. Matilda (Danny
DeVito 1996) fue una de estas; la vi un domingo en la mañana a mis 17 años un
día que “pasaba por ahí”. Al menos de esa tenía el nombre había otra que solo
identificaba por una curiosa escena con juguetes convertidos en seres vivos en
miniatura combatiendo entre si encima de un pequeño armario de madera. Cuando
llegué a mis 19 años supe que era La
llave mágica la respuesta.
Los objetos inanimados
cobrando vida son un tema muy popular desde la literatura al cine. La prosopopeya
o “personificación” es la “figura retórica de pensamiento que consiste en
atribuir a los seres inanimados o abstractos características y cualidades
propias de los seres animados, o a los seres irracionales actitudes propias de
los seres racionales o en hacer hablar a personas muertas o ausentes”. Alguien
se la tomó de forma literal en algún momento y expandió las posibilidades; de
los surrealistas a Toy Story han
pasado muchas cosas e incluso hasta las ideas se han “antropomorfizado” (Inside Out 2015); directores como Jean
Cocteau, Victor Fleming (el hombre de hojalata de El mago de Oz), Jan Švankmajer, John De Bello, David Lynch, John
Lasseter, Joe Dante, entre muchos otros; algunos grandes, otros desconocidos y
otros ridículos, han vuelto de los objetos más humanos que nosotros mismos, y
en esta ocasión hablaremos de un trabajo del maestro Yoda (era la voz y el marionetista),
el señor Frank Oz.
Ex titiritero de los muppets,
y con una filmografía donde hay comedia y fantasía principalmente, no cuesta
creer que Oz sea el director de este filme. La historia está basada en una novela
infantil de nombre The Indian in the
Cupboard (¡válgame la redundancia!) escrita por Lynne Reid Banks, un libro
con cuatro secuelas. Acompañado todo de la musicalización hecha de la mano de
Randy Edelman (una imposición de los productores ante los deseos de Oz). La
idea era hacer la película de cada uno de los 5 libros y crear una franquicia
en torno a la temática; algo en aquel entonces novedoso (y logrado tiempo después
por el niño ingles que descubre que es mago y va a una escuela de hechiceros).
La película fue un sensacional fracaso en taquilla y el proyecto se vino abajo;
no hubo más que un indio en el armario al final de cuentas.
La
historia comienza cuando Omri (Hal Scardino) cumple nueve años de edad y
comienza a recibir regalos. De su amigo, el hindú Patrick (Rishi Bhat), recibe
la figura de plástico de un nativo americano, y en su casa destaca lo menos
común: un armario de parte de su hermano, Gillon (Vincent Kartheiser) y una
llave de la coleccionista compulsiva de su madre (Lindsay Crouse) que se la dio
de entre su colección para que tuviera sentido el regalo del mueble. Que
sorpresa de lleva el niño cuando al probarlo con su figura del indio, esta se
convierte en un pequeño ser vivo en miniatura con recuerdos y una vida propia,
asustado por encontrarse con un gigantesco hombre blanco paternalista e
infantil. Omri entiende rápidamente los poderes mágicos de la llave y el
armario, entiende como animar y desanimar las figuras de su propiedad, pero más
importante e inquietante, descubre que trae seres vivos de verdad a sus
representaciones de plástico, y estos viven y mueren por consiguiente. El niño
tiene una dura tarea al decidir cuidar de auténticas personas que en realidad
son adultos, como también hace al dar vida un vaquero de juguete.
El
personaje de Omri destaca como un niño bastante maduro para su edad, de pocas
palabras pero profundamente meloso que escribe todo lo que pasa y lo relata en
clases cual cursi de abolengo (en su caso clasemediero). Es este niño blanco
paternal quien cuida sin tener que hacerlo de sus adultos en miniatura, hasta
que comprende con que está jugando, a diferencia de su amigo Patrick que solo
quiere a su vaquero real.
Omri
aprende mucho del pueblo iroqués, que surgió alrededor de la región de los
grandes lagos, inicialmente en el sur de Ontario, y por su condición de nómadas
llegaron al noreste de los Estados Unidos de gringolandia. El conjunto de estos
pueblos constituyen la más antigua democracia participativa de América, y tuvo
una influencia directa tanto en la democracia y el constitucionalismo, como en
la idea de la igualdad de mujeres y hombres en la sociedad moderna. En especial
Benjamín Franklin, quien tuvo trato directo con ellos en 1753, destacó en sus
obras que el grado de autonomía individual que gozaban los habitantes de la
confederación era desconocido en Europa y publicó los tratados indios,
considerada como una de sus obras más importantes. Todo esto es el contexto
para el personaje de Little Bear, quien perteneciente a esta tribu extraña su
habitad y recuerda con ironía que él estaba tutelando a su sobrino antes de
terminar tutelado como la miniatura de un niño gigante al que confunde con un
gran espíritu. Little Bear (interpretado por el “único” indio en el cine noventero,
Litefoot) se va haciendo a la idea de su nueva vida pero siempre con añoranza a
lo que él en verdad es; es sin duda quien presenta mayor evolución incluso
aceptado a un vaquero llorón (David Keith) como amigo.
Pueblo iroqués |
La
película no es una gran revelación, ni mucho menos grande en su género, pero
entiende perfectamente como el cuarto de un niño es un lugar de grandes aventuras
cuando ves las formas como algo más; edificios, rascacielos, etc. Las aventuras
se dan hasta con roedores mascotas como monstruos gigantescos y peligrosos;
donde ocurren piezas literarias y cinematográficas. Finalmente tuvo una escena
que esta inmortalizada en el colectivo, incluso para quienes ni sepan cómo se
llama este filme, una escena de unos segundos que resume todo; los juguetes
toman vida y puedes gozar de ver a Darth Vader contra el T-Rex en la parte de
arriba del armario.
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