14/3/16

The Elephant Man (David Lynch 1980)


Por Víctor G. Gándara




Joseph Merrick (1862-1890), mejor conocido como el hombre elefante, nació en algún lugar de la Inglaterra victoriana, época de Wilde, Poe (bostoniano, mas de cita merecida), el mismo Bierce, Dickens, Shelley, Wells, Stoker… todos ellos creadores de personajes legendarios y emblemáticos que alguna o varias veces vimos interpretados en el cine o televisión. Si bien, estos gigantes de la literatura ofrecieron personajes peculiares (aunque ficticios), el mundo ha dado personas no necesariamente destacadas en disciplinas populares, pero que por x ó y se irguieron como celebridades y fueron honradas en alguna actividad artística.

Es el caso de Merrick, que, por desgracia o fortuna (viéndolo románticamente), padeció malformaciones que lo llevarían a pasar gran parte de su vida en circos. Y es que, la humillación de quienes le rodeaban, el morbo de la gente y -en determinado momento- la imposibilidad de realizar otras actividades lo obligaron a contactarse con Sam Torr, dueño del circo donde, según el mismo Merrick, fue bien tratado. A diferencia de lo narrado en la película de Lynch. 

 Freddie Jones intepretando una versión muy libre del cirquero y John Hurt como Merrick

Sus días transcurrieron así hasta que, en 1884, un reconocido médico de la época lo visitó (pues había oído hablar de él) e invitó al hospital para analizar sus deformidades. Pero Frederick Treves, el afamado médico, nada pudo hacer para explicar su condición. Tiempo después, Treves se obsesionó con hallarle un hogar a Merrick y logró que, a través de la princesa de Gales, se le otorgara una habitación permanente en el hospital, donde vivió hasta su muerte. 

Se cuenta que a pesar de su tristeza Merrick siempre mantuvo un espíritu de lucha, era un hombre inteligente (aunque al principio se le creía estúpido) y de enorme gentileza.

La historia de Merrick inspiró a David Lynch para su segundo largometraje, convirtiéndose tal vez en su película más convencional, lejos de esa atmósfera onírica que con maestría concibe y que a tantos inquieta, pero sin prescindir de la magia tácita que lo distingue. 

Tras la ópera prima de Lynch, Eraserhead (1977), el productor Mel Brooks quedó tan impresionado que decidió apoyar al director en su segundo trabajo; éste sería The Elephant Man (1980). Engalanada con actores de la talla de John Hurt y Anthony Hopkins.

Merrick (Hurt) y Treves (Hopkins)

The Elephant Man conserva cierta estética de su predecesora, pero no sus perturbados cuadros, ni los silencios desquiciantes. Estamos ante un drama bello y conmovedor cuyo propósito es logrado sin abusar de la tragedia o el melodrama. Goza de una banda sonora más que oportuna (enigmática, sutil) a cuenta de John Morris. Y fue John Hurt quien inmortalizó a Merrick para el cine. Por su parte, Anthony Hopkins -con la soberbia elegancia de siempre- caracterizó al doctor Treves. Cabe decir que las actuaciones son puntuales y creíbles, tanto de éstos como del resto del cast: Anne Bancroft (Madge Kendal, célebre actriz de la época), Hannah Gordon (Señora Treves), entre otros.

Señora Treves (Hannah Gordon) acompañando a Merrick

Bytes, el hipotético cirquero (Freddie Jones)

El preludio del film muestra cómo una mujer es atacada por un elefante, ésta sería la madre de Merrick, quien moriría cuando Joseph era apenas un crío, dejándolo a expensas de un mundo cruel. El personaje en cuestión le guarda un gran aprecio a su madre y conserva su fotografía (que siempre lleva consigo), pues fue la única que le demostró amor en su infancia. 

Salvo algunos detalles The Elephant Man es fiel a la vida de quien la inspiró (entendiendo que la narrativa del cine a veces requiere de ciertas fórmulas, muy a pesar del dadaísmo Lynchiano). Un ejemplo claro de esto es cuando Treves (Hopkins) rescata a Merrick (Hurt) del maltrato que vivía en el circo, siendo que el Merrick real recibió buen trato, según sus propias palabras. Además, Merrick y la actriz Madge Kendal nunca se conocieron personalmente, como muestra la película, sino que se comunicaban por correspondencia. Pero los puntos esenciales de su vida están en el film de Lynch. 

Así, Hurt encarna a la perfección a un hombre sensible y de personalidad encantadora, a la vez que culto y aficionado por las artes.

Aunque el espectador logra empatizar fácilmente con el personaje principal, la historia es un claro ejemplo de la condición humana, el cómo nuestros parámetros estéticos suelen influir en las relaciones sociales o la percepción hacia los demás. Es sobre todo es una historia de amistad. La película cuenta con elementos suficientes para atrapar incluso a quienes no gustan del estilo habitual de Lynch. Y quiero hacer una mención honorífica para el Adagio de Samuel Barber, que engalana el final del largometraje.

Una historia de amistad
La película valió ocho nominaciones al oscar, incluyendo mejor película, mejor director y mejor actor (para John Hurt), aunque no obtuvo ninguno. Asimismo, el increíble trabajo de maquillaje fue hecho a partir de un molde del cuerpo de Merrick. Se cuenta que el resultado fue tan asombroso que marcó pauta para la creación del premio a mejor maquillaje en el certamen de la academia.  

The Elephant Man es una película que recomiendo ver no sólo como referente biográfico de Joseph Merrick (considerando, claro, sus variaciones), sino también como un ejercicio obligado de todo aquel que guste del cine. Además de representar un fascinante viaje a los inicios de Lynch.   

El verdadero Joseph Merrick





2 comentarios:

  1. ¡Me encanta esta película! Es una de mis favoritas :) ¡Muy buena crítica!

    ¡Saludos!

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    1. Estimada Laura:

      Gracias por visitar el blog y que bueno que te gustó el escrito. David Lynch sin duda es uno de los más prodigiosos artistas que existen al día de hoy.

      Con mucho gusto recibimos también sugerencias. Saludos

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Saludos