Por Adolfo González Riande
Los que nos dedicamos al
diseño y conducción de programas de cine club, sabemos de antemano que contamos
con una herramienta eficaz, capaz de motivar hasta el más incrédulo asistente.
El cine y sus
características permiten persuadir al individuo al grado de hacerlo vivir
situaciones insospechadas, aventurarlo a dimensiones inusitadas, y finalmente
en algunos casos, hacerlo cambiar de opinión.
Diseñar un ciclo de cine
club, digamos en el ámbito universitario, conlleva la idea de interesar a un
grupo de estudiantes a “mirar” de una manera diferente el entorno que habita el
propio estudiante. Para lograr este objetivo, se piensa inicialmente en armar
un ciclo de películas que encierre una problemática social donde él como
espectador pueda “mirar” y analizar imágenes, o como dice el crítico español
Román Gubern, “aprender a leer las imágenes”.
Y bien, esta idea de
“lectura de la imagen”, debe entenderse como el hecho de analizar la imagen y
lograr una conclusión personal. Debe entenderse, que en la medida en que el
individuo “lea” con mayor profundidad la imagen, su campo de conocimiento será
mayor.
Las
lecciones de F.W. Murnau
En mi caso personal, debo
sincerarme que la primera vez que vi El último hombre (F.W. Murnau, 1924), no
logré apreciar varias ideas que proyectaban las imágenes de los escenarios. Al
paso del tiempo, digamos ante la reiterativa exposición a la imagen, pude
establecer un contraste entre el significado de las escenas. Por ejemplo, un
contraste entre dos ámbitos sociales totalmente opuestos como la magnificencia
y lujo del hotel y la miseria de la barriada. Asimismo, al transcurrir los
años, la soberbia actuación de Jannings, me ha dado una referencia para
comparar el cine actual con el de esa época.
“El
Ángel Azul”
De igual manera, la lectura
de la imagen, por ejemplo en El Ángel Azul (Von Sternberg, 1930) inicialmente,
cuando en la escena final uno ve al profesor Rath (Emil Jannings) intercambiar
miradas con su esposa (Marlene Dietrich) uno piensa obviamente que se trata de
un actitud de rabia y celos. No obstante, detrás de las imágenes de un iracundo
Jennings, se escenifica una clase social degradada.
Por lo tanto, en la medida
en que nos exponemos a las imágenes, en la medida en que seamos capaces de
“leerlas”, estaremos ampliando nuestra área de conocimiento, estaremos siendo
individuos más críticos y reflexivos, unos “lectores de imágenes” en los
términos de Gubern.
El autor es egresado de la Facultad de Periodismo de
la Universidad Veracruzana. Es profesor
del curso “Apreciación cinematográfica” y responsable del Cineclub en el
Instituto Tecnológico de Sonora/Unidad Náinari.
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Te quedó de maravilla mi estimado George!
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