2/4/16

El Lado Oscuro Del Corazón (Eliseo Subiela 1992)


Que sepan volar

Por Víctor Gutiérrez




"Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo. Un cutis de durazno, o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí… y en esto soy ¡irreductible!… no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo". 

Primer fragmento de Espantapájaros, poema de Oliverio Girondo y preludio de El lado oscuro del corazón (1992), un drama argentino que escudriña en los vaivenes del amante irresoluto. O la historia de Oliverio, un poeta que -tal como su homónimo citado-, no le perdona a una mujer que no sepa volar.


Mientras visualizaba El lado oscuro del corazón no dejé de recordar esa novela (o anti-novela, dicen algunos) tan singular de Cortázar llamada Rayuela. Y es que el film tiene esa atmósfera bohemia y una prosa que aplaudir; las contemplaciones tácitas de su protagonista o esas caminatas en las calles de Montevideo y el Buenos Aires noventero. La ciudad de la furia. Estamos pues ante una obra surrealista que capta la atención de todo aquel aficionado a la poesía, pero también a esos incautos que, como yo, son ignorantes en la materia.

La historia, dirigida por Eliseo Subiela, describe los días de Oliverio (Darío Grandinetti), poeta lúgubre que, amén de vender quizá unos librillos, se gana algunos pesos recitándole poemas a los transeúntes, o cualquier desprevenido. Y va por ahí cortejando mujeres que luego desechará con sólo presionar un botón alevoso en su buró. Hasta que, en un tugurio maltrecho de Montevideo, conoce a Ana (Sandra Ballesteros), la prostituta de la que se enamora.

Oliverio (Dario Grandinetti)

Ana (Sandra Ballesteros)

A lo largo de la película veremos al protagonista recitar poemas de Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo, rompiendo así los esquemas del guión convencional donde los diálogos son (más allá su temática) cotidianos. Aquí es poesía y nada más. Hasta las frases más sobrias lo son.

Otras cosas tan inverosímiles como Oliverio conversando con la muerte, o con sus múltiples personalidades; ésas que le atormentan. A la vez que la aparición de personajes entrañables, pintorescos: un escultor rebelde de obras sexuales que transgreden a su época, el hombre extranjero… el señor de los asados que da comida a Oliverio y los dos primeros a cambio de sus poemas. La puta de ojos claros, la ciega, la del bigote. O el mismísimo Benedetti recitando poemas alemanes en aquella taberna Uruguaya; ensalzando así los confines del cameo. Ah, y olvidaba decir, el trencito que nuestro romántico, patán y taciturno suele jugar en la soledad de su apartamento.

Oliverio y el trenecito

Oliverio y La Muerte (Nacha Guevara)

Ya deberías saber que el amor es una trampa que se tiende al hombre para perpetuar la especie... un mecanismoes un mecanismo… le dice la muerte a Oliverio, esbozando uno de los tantos debates que tienen a través del metraje. En El lado oscuro del corazón ningún personaje sobra, todos tienen algo que decir aunque no sea con palabras. Todas las piezas encajan con lírica enardecida. Postales. Metáforas. Poesía. Boleros lastimosos, arrabaleros… el Algo contigo del trío Los Panchos. 

A El lado oscuro del corazón hay que verla con degustación poética y ganas de tango, no de un romance cómico dominical. Estar dispuesto a tragarse todos sus versos.  



No puedo decir más de esta película, sólo vela si amas la poesía. Y si no la amas, si no eres poeta ni lector, arriésgate como hice yo. No suelo adentrarme en cuestiones técnicas pues sé poco y me limito a las virtudes que un simple aficionado como yo percibe. Y sólo escribo sobre películas que me gustan. ¿Hace falta decir que ésta tiene un lugar en la lista?


Puedes verla en Youtube:







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