Teatro de Dorian Gray “soplanucas”
Por Jorge Le Brun
“Claro.
Nunca emprendo nada si no estoy seguro de que va a salir perfectamente. Siempre
he procurado fomentar en mí el talento artístico. El crimen también puede ser
un arte. La pasión de matar puede satisfacerte tanto como la pasión de crear.
Philip ¿te das cuenta de que lo hemos hecho exactamente como lo habíamos
planeado? Ni siquiera hemos cometido el más mínimo error. Ha sido perfecto”.
- John Dall como Brandon
Los aportes técnicos de la
obra de Hitchcock son tan influyentes al día de hoy que forman parte del
conocimiento acumulado de toda producción; el regordete director dejó su huella
bien marcada entre los grandes del cine. Si bien, era un preciosista del
montaje y de los trucos con la cámara, no tuvo impedimentos en contradecirse
cuando rodó Rope (1948); un
experimento que fue perdido por lo años junto a Rear window (1954), The
trouble with Harry (1955), The man
who knew too much (1955) y Vertigo
(1958), cuando el director retuvo los derechos de esos trabajos y que solo
cuando su hija (quien los heredó) se dio cuenta que eran suyos en 1984 fueron redescubiertas para el público. Hitchcock no era muy fan de esta
película, que pese a ello, se le pueden achacar ser la antítesis de la Ventana
indiscreta: James Stewart con personajes opuestos, un asesinato aparente en una
y uno evidente en la otra, ambas ocurridas en un solo espacio aunque una con un
montaje elaborado y la otra es el trabajo icono del plano secuencia.
Rope es
también su primera película a color, la primera producida por él mismo y la primera
colaboración con James Stewart. El objetivo del director era rodar toda la
cinta en una sola toma y unir más que nunca las barreras entre el teatro y
el cine. Las limitaciones tecnológicas de la época le impidieron ser el primero
en lograr la tarea (esta se logró hasta 2002 con El arca rusa); tuvo que hacer nueve cortes y la mayoría de estos fueron
acercando la cámara a la espalda de personajes para cerrar la toma con el
negro. La historia está inspirada en la obra de teatro Rope (está pasó por Broadway) de Patrick Hamilton, trabajo que
trata sobre una pareja de homosexuales que asesinan a un compañero de estudios
para expresar su “superioridad intelectual”, y también en el caso real de Nathan
Leopold y Richard Loeb, dos ricachones de Chicago que en 1924 asesinaron a un
niño de 14 años al pretender llevar a cabo “el crimen perfecto”.
La historia empieza con Brandon
(John Dall) y Phillip (Farley Granger) - dos jóvenes y exitosos universitarios
– estrangulando con una Soga (1948) a
su “buen amigos” David (Dick Hogan). Al asesinarlo y ocultar el cadáver en un
enorme baúl se disponen a tener una cena en la que están invitados el padre y
la tía de David (Cedric Hardwicke y Constance Collier), su novia Janet (Joan Chandler),
el exnovio de esta (Douglas Dick) quien fuera también un
amigo del difunto anónimo, y finalmente, Rupert Cadell (Stewart), quien fuera
profesor de los jóvenes y quien tiene una particular forma de pensar sobre el asesinato. La cena es un divertimento (más para Brandon que
para el nervioso Phillip) para probar su superioridad y su derecho a matar o para obtener la aprobación del cínico Rupert si logra descubrirlos.
Lo importante del filme es
el juego que plantea, poniéndonos desde la perspectiva de estos asesinos y como
evitan ser descubiertos mientras comen en una “mesa improvisada” en donde el
mantel, las velas, los platillos y el vino son colocados encima del baúl que
contiene el cadáver; siempre con la “terrible amenaza” de que sean
descubiertos. La historia pretende una narrativa en tiempo real (bastante manipulada
por Hitchcock) con un asesinato, una cena posterior y el descubrimiento del crimen,
en tan solo 77 minutos.
Entre los intérpretes por
supuesto están el impulsivo Philip y el esteticista Brandon, la pareja de snobs
asesinos; el primero incapaz de hacer frente al asesinato que cometió por estar
demasiado nervioso con los invitados, el segundo regodeándose en su crapulencia
y pensándose como un ser superior con el derecho a quitar vidas a los no
merecedores, siempre gustoso de jugar con las personas a su alrededor. Los
dos personajes a la expectativa de su antiguo tutor, Rupert: Phillip teniéndole
pavor por su constante insidia y Brandon jugando al juego del gato y el ratón,
esperando a que los descubra y queriendo deseando saber si aprobaría sus
acciones; el filosófico profesor después de todo, con sus ideas inspiradas en
el “super-hombre” nietzscheano y en la obra de Thomas de Quincey (Del asesinato considerado como una de las
Bellas Artes) siembra sin querer las semillas que lleva a estos jóvenes a
cometer su empresa. Esta relación es comparable a la que tienen Dorian Gray con Lord
Henry Wotton en la obra de Oscar Wilde. Por otro lado es el personaje de Stewart también el más enigmático, sin importar que crea que un mundo mejor vendría
con gente con derecho a asesinar, es el único que trata de forma particular a la ama
de casa, la señora Wilson (Edith Evanson), como una igual (con la que se casaría
solo por la comida) a diferencia de los demás, que aunque con respeto, la siguen
viendo como una criada, denotando que la superioridad que Rupert afirma para su “super-hombre”
no es la de clases que entendió Brandon con su inseparable Phillip.
La homosexualidad - tema
tabú en el Estados Unidos de aquellos años - fue colocada con sutileza, al
igual que la sexualidad; una escena con referencia a esto último puede ser
cuando Brandon (después del asesinato) acaricia con infundía el cuello de una
botella de champagne. Según los críticos e historiadores del cine es también una escena
homoerótica el asesinato en si, en donde se ve la euforia del orgasmo y decaimiento
posterior. El personaje de Rupert por supuesto era originalmente homosexual,
sin embargo el "héroe americano" John Stewart no podía cometer “el pecado” de ser
un “muerdealmohadas” en los 40s ¡Él jamás! ¡Macho forever!
Película que sin duda
asemeja a la puesta en escena de alguna obra de teatro, con su melodrama y
personajes lineales. Donde los dandis viven una tensa jornada deseando no ser
descubiertos por un crimen cometido solo para experimentar. Curioso que para el director de
la cinta se trata de un “experimento fallido”; muchos al día de hoy notan lo
mucho que la subestimó (sobre todo los que saben), después de
todo, ni hay acuerdo, ni hay crimen perfecto.
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